2011/10/26

MI CHICO IDEAL

Fue aquel día otoñal, en el cual yo paseaba por las calles de mi preciosa ciudad cuando lo vi. Era él, mi chico ideal. Solo había un inconveniente: él no iba solo. Había más gente y todavía a día de hoy no sé cuál de todos ellos era él, mi chico ideal. No porque no me acuerde de su cara ni porque no los haya vuelto a ver, sino porque no llegué a conocerlos personalmente.

Todos ellos podrían ser el chico con el que siempre había soñado, al que llevaba esperando todo este tiempo. Él podía ser: el chico alto, sano, del pelo largo castaño y bien peinado; él, que cada vez que me miraba me atravesaba el corazón con esos ojos tan azules y esa mirada tan penetrante ; él, que tenía esos labios tan carnosos y la cara tan perfecta como una estatua de Rodin, bien esculpida y limada; él, que tenía esos brazos tan musculosos y fornidos con los que siempre soñaba que me arropaba; él, que tenía ese porte tan elegante y robusto con esa gusto exquisito a la hora de vestir; él, con ese cuerpo tan difícil de olvidar.

O era ese otro él, que tenía esa bonita y brillante cabeza con apenas tres mechones de pelo; él, que tras esas inmensas y gruesas gafas podía hacerme imaginar esos ojos tan poco llamativos y sumamente simples que le llevaban a convertirse en alguien especial; él, que tenía esa nariz tan superlativa con esos enormes granos rodeándola ; él, que tenía esos dientes tan amarillos como el trigo en su época de cosecha de tanto fumar; él, con esos labios tan sumamente insignificantes que apenas se apreciaban en la boca; él, que tenía esa cara en la que no había ni un solo poro en el cual no hubiera un grano o imperfección; el, con ese chándal deportivo de colores llamativos y anticuados que pronunciaba más aun sus amplias curvas; él, con esa estatura tan pequeña y ese pronunciado sobrepeso.

Cualquiera de estas dos personas podría haber sido mi chico ideal, el hombre de mis sueños, mi príncipe azul que me llevase a las nubes cada vez que me besara. Pero nunca lo pude descubrir realmente, porque para que un chico pueda llegar a ser mi chico ideal lo único que me importa es su personalidad. Porque lo que me importa del chico al que amaré toda mi vida, cuando lo encuentre, será su forma de ser. Lo que quiero de mi chico es que me quiera, es que me trate a su manera, que pueda confiar en él plenamente, que sea sincero, que con una simple mirada me haga sentir la persona más afortunada del mundo, que me proteja y que me haga ser feliz.

Pero después de todo lo bueno viene lo malo. Yo he podido encontrar a mi chico ideal en cualquier momento, hoy mismo, cuando he salido de casa. He podido encontrarme con él, mi chico ideal. Pero también he podido perder la posibilidad de encontrarlo por el simple hecho de haberme despistado un momento y mirar por la ventana cuando él pasaba a mi lado . O quizá ya lo haya conocido y lo he dejado marchar. Esa es una de las sensaciones que me hacen sentir cada vez más inquieta. Pero yo quiero pensar que no sabré quién es él hasta que lo tenga o si ya lo he tenido, hasta que lo eche tanto de menos que el sea lo único que me ocupe realmente el pensamiento. Hasta que lo encuentre, estaré yo sola nadando a contra corriente en esta lucha contra el mundo en su busca.



iruzkinik ez:

Argitaratu iruzkina